Viajar es una experiencia enriquecedora, emocionante y, si eres principiante, inevitablemente ridícula. Sí, por más que te prepares, es casi seguro que en tu primer viaje (o en los siguientes diez) te encontrarás haciendo el ridículo de formas que ni siquiera imaginabas posibles. Pero, ¿sabes qué? Está bien. Porque esos momentos incómodos, extraños y francamente embarazosos se convertirán en tus mejores historias de viaje.
En esta guía, aprenderás que cometer errores es parte del viaje, y que la clave no es evitarlos, sino disfrutar del proceso. Así que aquí te presentamos las situaciones más comunes en las que los viajeros principiantes hacen el ridículo, junto con algunos consejos que probablemente no te ayuden en absoluto… pero al menos te harán reír.
El aeropuerto: ese campo de batalla con carros de equipaje
Todo empieza en el aeropuerto, ese laberinto moderno donde la orientación es un mito y los carritos de equipaje son armas en la lucha por la supervivencia. A simple vista, parece un lugar de tránsito tranquilo, pero para el principiante aventurero, el aeropuerto es una maquiavélica trampa de confusiones.
Desde el momento en que llegas, ya estás perdido. Las filas para documentar maletas parecen diseñadas por arquitectos del caos, y no importa cuánto lo intentes, siempre terminas en la fila equivocada. ¿Y el control de seguridad? Te habías olvidado por completo de sacar la botella de agua de la mochila, y ahí estás, deshaciéndote de tus líquidos contrabandeados mientras intentas disimular que no sabías que “esa regla” todavía existía.
Tu lucha continúa al abordar. Llegas a tu asiento, intentas meter tu maleta en el compartimento superior y… sorpresa: ¡no cabe! Por supuesto, has empacado como si te fueras a mudar a la Luna, y ahora, con una mezcla de desesperación y sudoración nerviosa, luchas por empujar esa maleta al espacio que claramente no es el indicado. Finalmente, te rindes, la envías a la bodega y te sientas en tu asiento con el ego aplastado y los brazos doloridos.
Hablar otro idioma: cuando crees que sabes, pero en realidad no
Ah, el arte de comunicarse en otro idioma… ¿qué podría salir mal? La respuesta es: bastantes cosas. Si alguna vez has tratado de impresionar a los locales con tus dotes lingüísticas, sabes de lo que hablo. Esos meses de Duolingo no te prepararon para la realidad, y en tu primer intento por pedir algo tan simple como una botella de agua, terminas con algo completamente diferente.
Por ejemplo, decides ser aventurero y pedir el platillo local sin saber bien qué es. Te armas de valor y sueltas tu frase cuidadosamente practicada: “Yo quiero el… coq au vin, por favor.” El mesero sonríe y asiente, pero 20 minutos después llega con una sopa verde sospechosa que no se parece en nada a lo que imaginabas. Y ahora, te enfrentas a la decisión: ¿lo devuelvo o finjo que es lo que quería todo el tiempo?
Y ni hablemos de las conversaciones casuales. Un pequeño malentendido y podrías terminar diciendo “estoy embarazado” en vez de “estoy avergonzado”. Pero no te preocupes, ¡estas cosas pasan! Bueno, quizás no tan literalmente, pero definitivamente te harás famoso entre los locales… aunque sea por las razones equivocadas.
GPS: ¿qué GPS? Perdiéndote en ciudades famosas
Viajar en la era moderna debería ser fácil. Con todas las herramientas tecnológicas a nuestra disposición, perderse parecería algo del pasado. Pero el GPS tiene un oscuro secreto: a veces te odia. Estás paseando por una ciudad famosa, con la aplicación de mapas abierta, listo para disfrutar de la cultura… y de repente, te das cuenta de que has estado caminando en círculos por una hora entera. ¡La Torre Eiffel estaba justo ahí! ¿Cómo es posible que ahora estés en un barrio que no reconoces, buscando desesperadamente una señal de que estás en el camino correcto?
El GPS es traicionero. Te lleva por rutas que desafían la lógica, te deja colgado en mitad de la nada con el mensaje “recalculando” y, si tienes suerte, te guiará hasta el frente de una tienda de souvenirs en vez del museo que querías visitar. Pero no temas, siempre podrás contar esta historia como una “aventura inesperada” en tus redes sociales.
Consejos de supervivencia para viajeros de primer viaje (que probablemente no funcionen)
Aquí te dejamos algunos consejos absurdos que no te salvarán de hacer el ridículo, pero al menos te harán sentir como si estuvieras haciendo algo bien.
- Haz las maleta de forma elegante: Porque claramente es lo que necesitas para una excursión por la selva amazónica. ¿Por qué no combinar botas de montaña con tu mejor chaqueta de gala?
- Hazte el local: Aunque no hables el idioma y tu acento te delate, intenta hacerte pasar por un local. Usa expresiones que no entiendes y finge que sabes exactamente hacia dónde vas (incluso cuando estés perdido).
- Compra recuerdos únicos: Siempre es una buena idea comprar algo que no entiendes en el mercado local. Si terminas con una estatua ceremonial que nadie quiere en casa, ¡al menos será una gran historia para contar!
La comida extranjera: todo es delicioso, hasta que no sabes qué estás comiendo
Una de las mejores partes de viajar es la comida, pero también es uno de los mayores desafíos. Para el principiante aventurero, los menús extranjeros son un campo minado. Puedes estar seguro de que, tarde o temprano, pedirás algo que no tenías ni idea de qué era.
Imagínate en Japón, con un plato de algo que parece inofensivo frente a ti. Tomás el primer bocado y descubres que es… ¡pulpo crudo! No querías ser maleducado, así que sonríes mientras tragas el trozo más viscoso de tu vida. O en Tailandia, donde pides el famoso “pad thai” solo para descubrir que le añadieron un toque “picante” que deja tus papilas gustativas en estado de emergencia.
Pero no importa qué tan raro sea el platillo, sonríe y sigue comiendo. Al fin y al cabo, cuando estés de vuelta en casa, esta será otra anécdota para tus amigos: “¿Sabes qué es lo más raro que comí en este viaje?”.
Final: el arte de disfrutar el ridículo
Viajar no se trata solo de visitar nuevos lugares; se trata de salir de tu zona de confort y, a veces, hacer el ridículo. Porque esos momentos incómodos son los que realmente te enseñan a disfrutar de la experiencia. Nadie es perfecto, y la vida está llena de errores, especialmente cuando estás en un país donde ni siquiera sabes cómo pedir café sin sonar como un robot.
Así que, la próxima vez que te encuentres arrastrando una maleta atascada en un aeropuerto o tratando de pronunciar «croissant» sin parecer un extraterrestre, recuerda: lo estás haciendo bien. Porque el verdadero espíritu del viajero aventurero es lanzarse de cabeza, tropezar, reírse de uno mismo y seguir adelante.
Hacer el ridículo es parte del viaje, y es lo que lo hace memorable.
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