La «ilusión lunar» es un fenómeno visual que hace que la Luna parezca más grande cuando está cerca del horizonte que cuando se encuentra en el centro del cielo, una experiencia común para observadores en todo el mundo y conocida desde la antigüedad. Aunque es habitual pensar que el tamaño con el que vemos la Luna cambia durante su recorrido por el cielo por la influencia de fenómenos como la refracción atmosférica, las medidas precisas y experimentos simples confirman que esto no ocurre en realidad: la Luna mantiene un tamaño constante, lo que significa que se trata de una ilusión óptica. En el artículo de hoy exploraremos qué se sabe hasta la fecha sobre la naturaleza de esta ilusión y algunas de las teorías más relevantes que intentan explicarla.
Prueba de la ilusión: Experimentos sencillos para demostrar el tamaño constante de la luna
Existe la creencia popular, basada en las ideas del astrónomo griego Ptolomeo, que la Luna parece más grande cuando está cerca del horizonte por el efecto de la refracción atmosférica. Sin embargo, esto no es cierto; aunque la atmósfera puede alterar el color que percibimos de la Luna, no tiene efecto en su tamaño, ni lo aumenta ni lo reduce. En el siglo XVII, gracias a los trabajos de Roger Bacon, John Pecham, Witelo y otros, la ilusión lunar pasó a ser aceptada como un fenómeno psicológico.
Los experimentos básicos muestran que la Luna no cambia de tamaño a medida que se mueve por el cielo. Al medir el ángulo que subtende el diámetro de la Luna desde la perspectiva del observador (es decir, el ángulo visual de su tamaño aparente) con un teodolito, un instrumento de precisión para medir ángulos, se comprueba que este ángulo permanece constante tanto cuando la Luna está baja en el horizonte como cuando está alta. Además, en fotografías tomadas en diferentes elevaciones, la Luna conserva el mismo tamaño, evidenciando que es nuestra percepción la que varía.
Otra prueba simple consiste en sostener un objeto pequeño, como un guijarro, frente a un ojo cerrado. Cuando alineamos el guijarro de tal forma que cubra por completo la Luna en su punto más alto, podremos hacer lo mismo cuando la Luna está en el horizonte, lo que demuestra que no ha cambiado de tamaño en términos absolutos. Aunque el diámetro de la Luna puede variar ligeramente entre las diferentes lunas llenas debido a la forma elíptica de su órbita (con una diferencia en su tamaño angular de hasta un 14%), este cambio no es lo suficientemente significativo como para explicar la ilusión.
Explicaciones teóricas sobre la ilusión lunar
A lo largo de los siglos, filósofos, astrónomos y psicólogos han propuesto diversas explicaciones para la ilusión lunar. Sin embargo, no hay consenso sobre una sola causa que explique el fenómeno, ya que probablemente sea el resultado de múltiples factores visuales y psicológicos. A continuación, repasaremos algunas de las principales teorías.
1. La hipótesis de la distancia aparente
Una de las teorías más antiguas, atribuida a Cleómides alrededor del año 200 d.C., sugiere que la Luna parece más grande en el horizonte porque el observador la percibe como más lejana que cuando está en el cenit. Esta teoría fue ampliada por el erudito árabe Ibn al-Haytham en su obra El Libro de Óptica en el siglo XI. Ibn al-Haytham argumentaba que la percepción de distancia depende de la presencia de objetos intermedios entre el observador y el objeto observado. Cuando la Luna está en el horizonte, se ve a través de elementos de referencia, como árboles, edificios y montañas, que proporcionan una sensación de lejanía. Sin embargo, cuando la Luna está en lo alto del cielo, carece de puntos de referencia cercanos, lo que hace que parezca menos lejana y, en consecuencia, más pequeña.
En 1813, Schopenhauer escribió sobre este fenómeno, señalando que la ilusión de la Luna es «puramente intelectual o mental y no óptica o sensorial». Según él, el cerebro recibe los datos sensoriales proporcionados por el ojo y percibe una Luna más grande porque «nuestro entendimiento intuitivo considera que todo lo que se observa en una dirección horizontal parece estar más distante y, por lo tanto, parece más grande que los objetos que se perciben en una dirección vertical». Según Schopenhauer, el cerebro está habituado a ver objetos de tamaño terrestre en una dirección horizontal, y también a verlos influenciados por la perspectiva atmosférica.
Aunque esta teoría es popular, algunos investigadores cuestionan su validez científica. Sostienen que este planteamiento confunde la percepción de tamaño con la percepción de distancia, una relación que podría ser más compleja de lo que parece. Además, la mayoría de las personas no perciben la Luna en el horizonte como más lejana, sino como más cercana o de una distancia similar a la Luna cenital, lo que plantea dudas sobre la hipótesis.
2. La hipótesis del tamaño relativo
Otra explicación que ha ganado apoyo es la teoría del tamaño relativo, que se basa en cómo el contexto visual afecta a nuestra percepción de los objetos. Esta teoría, inspirada en la ilusión de Ebbinghaus (una ilusión en la que un círculo rodeado de círculos pequeños parece más grande que cuando está rodeado de círculos grandes), sugiere que cuando la Luna está cerca del horizonte, es percibida en comparación con elementos más pequeños, como edificios y árboles, lo que le da un aspecto más grande. En cambio, cuando la Luna está en el cielo, rodeada solo por el espacio vacío del firmamento, parece más pequeña.
Esta teoría del tamaño relativo ha sido respaldada por estudios en los que se muestra que la ilusión lunar es menos pronunciada cuando se elimina el contexto visual del horizonte. En estos casos, la percepción del tamaño de la Luna se reduce y es menos probable que se observe el efecto de agrandamiento.
3. La hipótesis del ángulo de mirada
La teoría del ángulo de mirada plantea que el cambio en la posición de los ojos, o el ángulo con el que se observa la Luna en el horizonte en comparación con la posición cenital, afecta su percepción de tamaño. Esta teoría sostiene que cuando miramos hacia arriba, nuestros ojos y cuello están en una posición diferente a cuando miramos hacia el horizonte. Sin embargo, investigaciones más recientes han demostrado que el ángulo de mirada tiene un impacto mínimo en la ilusión lunar y, por lo tanto, esta hipótesis ha perdido popularidad entre los expertos.
Aunque mirar la Luna en el horizonte desde una posición invertida (por ejemplo, agachándose y mirando a través de las piernas) reduce la ilusión, esto parece deberse a una alteración en el proceso visual más que al ángulo de visión en sí.
La falta de consenso y el futuro de la investigación
La ilusión lunar ha sido un tema de interés durante siglos, y aún hoy no existe una explicación completamente satisfactoria. En el libro The Mystery of the Moon Illusion de Ross y Plug, los autores concluyen que no hay una sola teoría que domine el debate científico, aunque parece que la combinación de indicadores de distancia y el contexto visual juegan roles importantes. Existen investigaciones modernas que muestran que también pueden influir factores como la postura y el ángulo de visión. El libro The Moon Illusion de Hershenson (2013) compila 19 estudios de diferentes investigadores, destacando cómo cada uno ofrece su propia explicación del fenómeno.
Conclusión
La ilusión lunar es un fenómeno visual fascinante que pone de manifiesto las complejidades de la percepción humana. Aunque la Luna no cambia de tamaño en el cielo, el cerebro humano interpreta su tamaño de forma diferente según su posición y el contexto visual que la rodea. A medida que la ciencia de la percepción avanza, es probable que obtengamos una comprensión más profunda de cómo y por qué la Luna parece más grande en el horizonte, un fenómeno que sigue maravillando a quienes observan el cielo. La próxima vez que observes la Luna al anochecer y te parezca sorprendentemente grande, recuerda que estás siendo testigo de un truco visual natural, reflejo de los misterios y maravillas de la percepción humana.
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